Buscar este blog

lunes, 5 de agosto de 2013

Introspección

Seguro me faltó fortaleza. Desde chico vi a todos con un refugio, un lugar para expresarse y canalizar todo tipo de emociones. Yo no. Nunca me sentí cómodo, nunca sentí que estaba en el lugar correcto. Nunca sentí que los que me rodeaban podían entender siquiera lo más superficial de mí. Nunca conocí ni me rodeé de personas con mis gustos, con mis metas, ni nada parecido. Ni yo sé qué soy, porque nunca pude expresarme completamente. Reprimí y volví a reprimir por miedo a no ser aceptado, entonces cada día fue una actuación, una auto-modelación de mi "personalidad", un ser para aparentar, y si bien siempre se percibió que mis ideas y mis motivaciones eran otras, yo estaba trabajando para ser como ellos y ese intento parecía ser suficiente para los demás. Y aún así, nunca alcanzó. En retrospectiva, es bastante evidente. Es obvio que los resultados no podían ser buenos: soy una persona aburrida, que no sabe lo que es ni lo que puede ser. No tengo amigos incondicionales, ni amigos prescindibles. ni gente que me escuche o me saque a pasear. No tengo a nadie. No me voy a quejar con el resto, es algo que provoqué yo. No es una protesta, es una desbordante catarsis, es sentir que no se puede, que no vale la pena. Ahora, a mis 21 años voy descubriendo de a poco cosas esenciales en mi, cosas que me autentifican, pero no las puedo develar ante los ojos del resto. No sé cómo se hace y evidentemente tengo miedos y cien mil inseguridades. Es difícil. No puedo, no quiero. Soy joven y hay cosas emergentes que me gustaría hacer y no puedo, no tengo con quién. Lo atribuyo al aburrimiento que ocasiono con mi personalidad ficticia, basada en el auto-control en el ensimismamiento, en una falsa rigidez, un monótono nerviosismo y una falta de capacidad que se percibe hasta en el modo en que digo "hola". Ya no quiero seguir así. La idea que aparece en mi cabeza en forma de salvavidas es la ilusión de encontrar gente que me entienda, que pueda, que quiera hablar conmigo, ayudarme a hacer algo yo mismo; un incentivo, un abrazo, una palabra. Soy monótono, porque así es como veo a mi circulo, a toda la gente que conocí: todos iguales. Si alguna vez vi  alguien que se destacaba, lo evité, porque me guiaba por la forma en que era observado por la gente que conocía, que me conocía a mi, y no quería ser visto de esa forma, pero resulta que no me ven ni así, ni de ninguna forma. No me ven, porque mi potencial personalidad nunca se hace perceptible, sólo hay un borrador, que por ahora controlo, pero algo parece avisarme que el "original" tiene que aparecerse de una vez, para darle un sentido a la existencia, o simplemente para salir de una opresión incontenible, de una vida basada en la nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario