Extraño nuestras noches azules
brillantes de luna en Palermo
o en Devoto.
Todo nuestro quality time.
Extraño tus palabras, tus oídos,
tu feedback de miel, tu atención y tus ojos buenos.
Te extraño los sábados y los viernes, cuando escucho una nueva canción,
extraño mostrartela con urgencia.
extraño tus manos y tus formas, tu blancura.
Te alejé olvidando
que había esperado 22 años que
alguien me viera
como vos lo hacías, con los ojos abiertos y el alma expuesta, con las manos al fuego
dispuesto a morir
o arder
en un futuro incondicional.
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